Causan penas por recuerdos circunstanciales de momentos bloqueados,
risas ilimitadas con sueños tóxicos de grandes miedos,
imaginación arraigada a caminos férreos
(en los que solo se dirigen hacia la nota sol [ y mi mayor]).
Y claro, sin olvidar que aborda
[no faltan] las lagrimas de cocodrilos
que por ninguna razón provocan ardor
y desesperación en el fin
de aquella historia que indago
por tú interior.
Sin menos, no fue una
equivocación.
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